Vayamos por partes.
No os voy a contar todo lo que está mal, por ahora para no destriparos la sorpresa. Dios, soy terrible haciendo chistes. La cosa es que la reforma nos la hizo un amigo. Ya, mal, lo sé, pero no pensaba dejarme ni un must de la reforma. Así que con la confianza ciega de que todo iba a salir bien, nos lanzamos a una obra de cuatro meses que duró nueve y que "ha finalizado" porque había que terminar con la situación en algún momento. Si los hubiéramos dejado, habríamos llegado a los diez u once meses.
La cosa es que la decoración de mi casa incluye un elemento innovador: disimular chapuzas :) Esta situación me ha hecho superarme a mí misma. Si vosotros no habéis tenido que enfrentaros a eso porque os dejaron la casa hasta limpia, lo siento por vosotros, nunca llegaréis a superar vuestras limitaciones.
Y como hay que empezar por algún lado, vamos por lo primero que se ve al llegar a casa (me saltaré lo de la puerta de entrada, eso os lo cuento un día que tenga mejor ánimo y pueda colgar la foto sin llorar): el recibidor.
- ¿Qué queremos? ¡Espacios abiertos!
- ¿Cuándo lo queremos? ¡Siempre! Bueno, pero no cuando abro la puerta y la persona random que está fuera puede ver de una vez toda mi casa...
- Claro, es que para eso están las paredes que has tirado, mona :P
Es que estoy aburridísima y esto de contestarme a mí misma me entretiene.
La cosa es que tenemos un recibidor sin paredes con tres cajas enormes de electricidad. En puridad una es el cuadro eléctrico y dos son para temas informáticos y de telecomunicaciones. Así que tenemos dos problemas: unas puertas feas de plástico (pero del cutre, brillante y blando) y contener el el campo visual de la persona que está tras la puerta que no tiene por qué ver el tejido del estor del comedor. Bueno, también tenemos otra circunstancia que persistirá durante un tiempo: el presupuesto debe ser ajustado. No le pongo mucho asunto porque he puesto el euromillón y estoy convencida de que me toca.
Habíamos puesto un mueblecito provisional (la palabra
"provisionalidad" cobra un nuevo sentido tras una reforma) para poder dejar las llaves al entrar, pero no era del estilo que quería para la entrada, ni me pegaba con ninguna de las ideas que tenía para ese espacio (condicionada totalmente por el hecho de que había que cubrir las puertas plasticosas).
Al principio pensaba tapar las cajas utilizando dos láminas, lo tenía todo medido y con dos marcos de los más grandes de Ikea lo cubría todo. No sé por qué descarté esta idea, la verdad. Habría quedado como en la imagen, pero con otro debajo.
El caso es que después se me ocurrió usar un espejo grande. La cosa era reutilizar cosas que tuviera en casa y gastar lo mínimo imprescindible. Aunque inicialmente buscaba un espejo con la parte superior ovalada y de madera, las medidas y el precio me hicieron decantarme por el modelo
Hovet de Ikea (en Canarias cuesta 135.-€). Lo cogí negro porque el perfil metálico en color gris no me gustaba nada.
Meter el espejo en el coche fue un espectáculo (embalado mide 204 x 85 y pesa 15 kilos). Conseguir anclarlo a la pared (no podía utilizar la forma ideada por los suecos) también tuvo su intríngulis... Igual que medirlo todo.
Como ahora estoy en modo natural y orgánico, también buscaba una consola semicircular en madera. No quería esquinas. Además, cuando entras la visión frontal es la de la cocina y la encimera es oscura, por lo que buscaba restar "brusquedad". Lo redondeado parece más "amable", ¿no creéis?
Total, que después de mucho buscar algo bueno, bonito, barato y circular, terminé poniéndole patas a la consola que antes tenía anclada a la pared (dentro de la provisionalidad no caben los muebles anclados a la pared). Con las patas tuve suerte, porque son de Leroy Merlin y no han quedado tan mal como preveía inicialmente. Esto es Canarias, lo que en términos elección y stock es el equivalente a Zimbabue o algo así. Es más, seguro que ellos tienen más opciones que aquí. Repetid conmigo: PROVISIONAL
Como ya nada iba a ser de madera ni ovalado...
From lost to the river. Look total black. Coloqué una lámina de Miró de
F, que tiene cierto valor por cosas que no vienen a cuento (yo no soy nada fan de las láminas que reproducen cuadros famosos). El marco es del año catapún chin chin (con borde dorado y todo).
Una cesta para las zapatillas de estar por casa (a mí nunca me ha molestado que se vean cosas como las zapatillas, no entiendo las casas en las que se esconde todo). A ver, si fuera a tener una cena con amigos, quitaría la cesta y listo. Pero en el día, la cesta resulta útil y me parece bonita.
Un paragüero en forma de botas vaqueras y un tope en forma de pato para que la puerta no choque con el espejo cierran los elementos decorativos del recibidor. Sobre la consola, un recipiente para las llaves (estoy pendiente de encontrar un vacía bolsillos chulo, así que mientras he puesto lo que creo que es un frutero), una fluorita, un cuarzo, unos libros y una planta. Ya os contaré porque todo esto no es fruto de la improvisación sino de un estudio del feng shui (ponedle todo el escepticismo que queráis).
Pues bien, éste es el resultado final totalmente provisional de mi recibidor. Vamos, que estará así por los siglos de los siglos :P
No sé si os gustará, pero no se puede hacer más con menos (o quizá sí, vete tú a saber).
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