martes, 31 de diciembre de 2013

Despidiendo el año 2013 ¿Nuevos proyectos para el 2014?

¿Creéis que es posible terminar de decorar una casa? ¿Puede llegar un momento en el que digas: "ya está"?Me da pena que llegue ese día porque me lo paso pipa con nuestros "proyectos", pero está relativamente cerca. Tengo algunos pendientes de enseñaros, esperando sacar un rato para hacer unas fotos decentes que subir al blog, pero la casa está prácticamente terminada. 

Sí, por supuesto hay cosas que me gustaría retocar: oscurecer el gris del salón, dar una mano de pintura blanca al pasillo, cambiar las cortinas por estores y conseguir que las plantas de la cocina "vivan", pero a parte de una mesa auxiliar y una lámpara que tengo pendientes para las rebajas, en breve podré decir "ya está". Bueno, siempre que consiga tener mi sofá tapizado, claro, que es algo a lo que le voy a dar un "par de meses" -canarios, que aquí un "par" es más que dos- para que se resuelva o lo abordaré de otra manera.

Como despedida, mi proyecto para el año nuevo: mesa auxiliar y lámpara. I está en contra, pero si otras veces he cedido yo, esta vez le va a tocar a él. Resulta que compramos un teléfono y surgió la necesidad de colocarlo en algún sitio. A mí me parece que lo natural es que esté junto al sofá, sobre una mesa. Sí, por supuesto, la idea de que esté en el suelo con el cable por medio me gusta, pero sólo conceptualmente, porque después, no lo neguemos, es un coñazo. Esas cosas quedan bien en la foto de la revista, igual que los cojines por el suelo o los zapatos en la entrada. Pero para el día a día, "cuanto menos bulto, más claridad" y como no tengo un equipo de interioristas ahuecándome los cojines, vamos a lo práctico: mesa junto al sofá. Y como me gustan las luces indirectas y me encantan los flexos, además de que los aparadores tienen un punto industrial que me encanta (la mesa de centro me parece que no pega, pero se queda ahí), voy a continuar esa estética. Ya os adelanté aquí alguna de las opciones, pero he cambiado de idea:
  • Cajonera con ruedas Helmer (34'99€). 
  • Mesa nido Ikea PS (59'99€ de rebajas).
  • Camarera Ikea PS (49'00€).

De las tres la que más me gusta es la cajonera con ruedas Helmer. Además del precio, que es algo a considerar -se acabaron las inversiones en mobiliario en previsión de un posible traslado-, es la que mejor mantiene el estilo industrial, ¿no? Además es estrechita y alta (queda a la altura del apoyabrazos del sofá) y los cajones siempre sirven para esconder cosas :P

Sobre el flexo, ya conocéis mi debilidad por el modelo Jieldé (aquí), pero me conformo con el Forsa de Ikea, que es bonito y económico. Una pena que no lo tengan en blanco, que sería mi primera opción. Pero es algo que se puede mirar con tranquilidad...

Y así terminamos el año 2013. No hagamos balance, que mirar hacia atrás sólo provoca tortículis. Mejor centrémonos en el 2014 y trabajemos por el futuro que deseamos.

¡FELIZ AÑO NUEVO!

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Con pies y a lo loco...

Mi día a día difiere mucho de lo que comparto con vosotros en este espacio. Éste es un lugar en el que reina la creatividad, la belleza, la luz, el color... Pero mi trabajo real, aunque apasionante también, está plagado de plazos, formalismos, seriedad. Creo que uno puede sonreír en cualquier circunstancia, casi, sin quedar por un idiota. No tengo que ser desgraciada para ser una buena profesional. Por eso me gusta rodearme de cosas bonitas, aún en espacios sobrios. Tengo un reto que es decorar mi despacho, pero necesito tiempo (sobre todo porque requiere dinero). 

En cualquier caso, que me enrollo como las persianas, me ha llamado la atención unos diseños de Dylan Kendall, por lo originales y divertidos. Pero lo siguiente que me ha cautivado es su filosofía, que comparte a modo de manifiesto:

We believe in laughter.
We believe in unbounded creativity.
We believe objects tell stories.
We believe play is not just for children.
We believe in simplicity and discovery.
We believe in aesthetics that inspire joy.

Y desde luego sus diseños son un fiel reflejo: con un punto infantil, te hacen esbozar una sonrisa y despiertan la imaginación. ¡Qué grandes viajes y aventuras puede inspirar un café matutino en uno de sus mugs!.


Definitivamente quiero una taza con pies o un cuenco para poner unas frutas o unas galletas... No dejéis de pasaros por su página web donde descubriréis mucho más sobre esta vital artista, como su implicación con obras sociales y su participación en distintas fundaciones. Ella es fiel a su manifiesto.


jueves, 12 de diciembre de 2013

¿Juguetes o arte? "Art toys"

Hace poco no descubrí los "Art Toys". ¿No sabéis de que os hablo? Seguro que habéis pasado por delante de una tienda Adidas: el muñecajo del escaparate es un ejemplo. Pero no, no es a la industria deportiva a la que debemos el origen de estas figuras, sino a los japoneses. La verdad es que la estética y los colores vivos apuntan las maneras típicas niponas: todo encaja. Al parecer surgen en la década de los 90 en Hong Kong, cuando los artistas Michael Lau y Eric So crearon ediciones limitadas de juguetes en vinilo dirigidos a un público adulto. Actualmente se trata de figuras de distintos materiales, originales o de personajes de dibujos animados famosos, de edición limitada, en muchas ocasiones personalizadas por pintores, grafiteros, dibujantes de comics e ilustradores. Incluso marcas tradicionales, como Lladró han, apostado por este tipo de diseño...

Un ejemplo bastante conocido es el "Smorkin Labbit" (smoking rabbit o smoking bunny) de Frank Kozik. Lo del nombre es una anécdota bastante graciosa: resulta que este personaje aparecía en productos del sello discográfico fundado por este artista ("Man's Ruin Records") y en 1998 se vendió en Japón una pequeña tirada hecha a mano en resina. Posteriormente se le ofreció realizar una colaboración para producirlo como un juguete de vinilo y parece que cuando Kozik recibió la prueba se encontró con que se había "japonizado" el nombre: "Smorkin Labbit". Este error le pareció tan gracioso que decidió convertirlo en el nombre del personaje.

Podéis encontrar más de una centena de versiones de este conejo. Y si sois más de hipopótamos, estáis de suerte, porque existe "Potamus". Eso sí, los originales siempre tienen una K en la frente.

Yo no soy de colecciones, la verdad, pero me encantaría poder decorar mi salón con un par de estas figuritas o "juguetes de diseño". Si tuviera que elegir... ¡Pues no podría!

Entre los que más han llamado mi atención está "Sideway" de Yoskay Yamamoto. El original está elaborado en resina y madera y tiene una estética un poco más tradicional, pero existen varias ediciones especiales, como las creadas para la Singapore Toy, Game and Comic Convention y la NY Comic Convention, entre otras, con un aire más moderno.


No dejéis de echarle un ojo al trabajo de este artista: encontraréis diseños tan interesantes como "Mr. Drib" (con un punto reivindicativo) o "He and She" (más clásico, pero de líneas simples).




Pero volviendo a los "art toys", hay muchos más, como "Bugs and Plush", creados por Carlos Morales y Raymundo Rincón. Así que zambúllete en el universo del  "juguete de diseño".


Por cierto, alguno de estos diseños los puedes encontrar en la más fina porcelana de Limoges. No dejéis de visitar K. Olin Tribu, donde descubriréis, de la mano de artistas como Nathan Jurevicius o Steph Cop, que la porcelana puede ser de lo más cool.



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Castañas

Siempre que recuerdo el invierno en Zaragoza me vienen a la mente los puestos de castañas. Ya, ya sé que los hay en todas las ciudades de España (incluso aquí en Tenerife, aunque el tiempo no acompañe), pero mi infancia transcurrió allí y es a sus calles a donde me devuelven esos recuerdos. Recuerdo la Plaza del Carbón, frente a la entrada de mi cole, con aquellos sauces llorones de ramas caídas y vacías de hojas. La misma plaza que en primavera albergaba aquelas margaritas blancas que me encantaban y por la que pasábamos para ir al Mercado. Todo en la misma calle: el mercado, la huevería y Galerías Preciados. También había un cole, también de monjas, pero no era el mío. Y sí, en aquella plaza había un puesto de castañas. Y otros tantos en el Paseo Independencia, entre aquellos arcos tan altos. Recuerdo el frío que me rodeaba y lo gratificante que resultaba coger aquellas bolsas de papel marrón calientes. Son recuerdos, destellos, imágenes... Tan lejanos y, sin embargo, tan nítidos.


Los marrons glacés no tienen asociados ningún recuerdo. Sólo los he comido un par de veces, exquisitos, y no podía ser de otra manera a tres euros la pieza. Sí, tres euros. No tienen historia, pero sí cara, la de mi tía Inma, a quien le encantan y por quien los probé por primera vez. Mi tía Inma, la tata Inma que la llamaba de pequeña, es mi madrina, mi segunda madre. Como "la primera", es de cáscara dura (expresión, gestos, voz...), pero es un rasgo característico de mi familia materna y ya no asusta. De ella tengo muchísimos recuerdos, no podría enumerarlos, y, además, todos buenos. 

Una delicatessen que sólo requiere paciencia: la de pelar las castañas y la del proceso de cocción. Yo he hecho unas pocas, para probar. Bueno, y que la otra mitad han salido malas. El cómo os lo resumo: he realizado una incisión en cada castaña y las he metido en agua caliente durante 10 minutos. Una a una las he ido sacando del agua caliente y pelando (después de varios experimentos he llegado al convencimiento de que se pelan mejor calientes, así que usad guantes porque queman). He preparado un almíbar con la misma cantidad de agua que de azúcar (para mis dieciseis castañas, dos vasos -de los de Nocilla-), una rama de canela y una vaina de vainilla. En la receta original le añaden estrellas de anís. Yo no tenía, pero es que además no me gusta. De todas formas, la próxima vez las añado, aunque sólo sea por ver el resultado. He dejado cocer el almíbar a fuego lento treinta minutos y después he añadido las castañas peladas y lo he dejado enfriar tapado. Lo vuelves a calentar hasta que salga la primera burbuja, y dejas enfriar de nuevo. Esta operación habrá de repetirse diez veces, aunque depende del tamaño y número de castañas. Por último, las sacas del almíbar y las dejas secar en una bandeja.

No tiene ciencia. Por cierto, el almíbar que se produce está riquísimo y lo reservaré para algún postre.

martes, 3 de diciembre de 2013

¿Ecología? ¿Ecologismo? Vamos a ver qué dice la Wikipedia...

En muchas ocasiones nos comportamos como seres carentes de espíritu crítico: repetimos, copiamos y nos convertimos en la fotocopia de una idea que tuvo otro. No estoy en contra de la moda, ni de las tendencias, pero creo que hay que ir un poco más allá, porque si no ocurre que terminas dando por buenos conceptos de los que sólo tienes la referencia de otro. Vivimos una época en el que para acceder a la información sólo tenemos que desbloquear el móvil, pero como todo, tiene su trampa. Si no te preocupas un poco la opinión que forjes respecto a un tema estará condicionada por el primer enlace que pinches, porque será el único y te ofrecerá una versión. Precisamente ahora, cuando la información es más accesible, hemos de convertirnos en consumidores responsables. 

Estoy en un proceso de cambio. No me preguntéis, no puedo adelantar el resultado porque lo ignoro. Sólo sé que quiero ser de una forma distinta a la que soy ahora. Dentro de mí hay una voz que he mantenido apagada: ideas, sentimientos, sueños... Demasiado tiempo ignorados. Pero uno de los aspectos que tengo claro que quiero modificar es mi relación con el medio-ambiente, ser "más verde". Conceptos como reutilización, reciclaje, biológico, ecologista, comercio justo... Pero qué sé realmente de todo esto: nada. De hecho, ni siquiera sabía que ecología y ecologismo no es lo mismo. ¿Cómo demonios voy a intentar ser algo cuya definición desconozco? Y no es que sea una obsesa de la "categorización", uno no tiene porqué ponerse un nombre, es más, no tienen porqué gustarte todos los aspectos de algo, simplemente puedes ir adaptando ideas a tu forma de vida y crear tu estilo, conformar tu forma de ser. Pero para hacerlo hay que ser capaz de hablar con propiedad y distinguir conceptos.

Bueno, en resumidas cuentas, que en este blog voy a crear una categoría nueva que voy a llamar "hogar responsable", en el que voy a recoger ideas, gadgets, trucos, productos, cualquier cosa que me sirva para ser la persona que quiero ser también en casa. 

lunes, 2 de diciembre de 2013

Responsables...

Cada vez estoy más convencida de la importancia que tienen las acciones individuales, la importancia de las personas. Pensarás que es inútil tener cuatro contenedores de residuos en casa, molestarte en separar la basura y caminar dos manzanas para tirar el cristal cuando empresas privadas -y también la Administración Pública- vierten porquería al agua, a la tierra y al aire, cuando la burocracia hace necesarias siete copias de una misma instancia... Pero la sociedad la conformamos todos. Somos las personas, una a una, las que decidimos: el mal hacer de unos cuantos no puede repercutir en nuestra conducta. 

Quizá mi aportación sea tan pequeña como la tuya, pero debemos responsabilizarnos de nuestras acciones, para que quienes vienen detrás, todas esas personitas que aprenden con nuestro ejemplo, sean adultos responsables. Porque quizá alguno de ellos sea lo suficientemente importante para cambiar las cosas. Quizá mi aportación sea tan pequeña como la tuya, pero somos dos y es algo. Y entre todos somos muchos. Por eso, cada vez estoy más convencida de la importancia que tienen mis acciones y me responsabilizo de ellas, porque soy parte de esta sociedad y decido en cada momento cómo quiero que sea.

Algo que me parece que es muy importante es el tema de los residuos. Creo que no sólo debemos separarlos adecuadamente, sino que hemos de intentar reducirlos. Y eso es una labor personal. Además, me parece que debemos integrar la naturaleza en nuestros hogares, especialmente si hay niños, para que experimenten e interioricen los ciclos y procesos naturales, pero también por el simple hecho de disfrutar con el proceso y con el resultado. 

Así que, como no, tenemos un proyecto: un huerto urbano en la cocina. La idea es, utilizando una estantería, colocar contenedores para cultivar en cada balda y fluorescentes sobre ellos. No os voy a enseñar las fotos porque es bastante cutre (estamos con el primer modelo). El caso es que he encontrado este fantástico diseño del alemán Nils Ferber, que podéis acoplar en las conocidísimas estanterías Billy de Ikea: Parasite Farm. Como podéis observar en las imágenes cuenta con un contenedor y un dispositivo de iluminación. Al conjunto se le une una compostadora.

Para quienes no estéis familiarizados, el compostaje es el proceso de descomposición de los residuos orgánicos que se produce en presencia de oxígeno, llevada a cabo por una fauna muy variada, que va desde bacterias y hongos a un amplio abanico de macroinvertebrados. El resultado es el compost. Y la compostadora no es más que un recipiente con las características necesarias para realizar el compostaje. Tened en cuenta que, bien hecho, no tiene por qué producir olores.




Yo le encuentro un fallo al diseño y es que no me gusta que la tapa de la compostadora sea directamente la tabla de cortar.

Por si os interesa, Nils Ferber es un diseñador alemán de 27 años formado en la HFBK (University of Fine Arts) de Hamburgo y en la Design Academy Eindhoven.

"I study design because I belive in it's potential to alter reality. By presenting a design concept to someone you always show how things could be. That also implies to question why things are just as they are. Even when a new design concept is not realized and has no direct effects, it still opens up room for discussions and thoughts that stretches from status quo to the concept's fiction. Therefore I understand design as a tool to debate and create our future instead of just letting in happen".

Se me dibuja una sonrisa en la cara cuando pienso que otra forma de hacer las cosas es posible. Y lo es. Pero hemos de comprometernos con ello, cada uno en la medida de sus posibilidades.

Este diseño es una idea. Nosotros, sin saber de su existencia, estamos trabajando en algo parecido en casa. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Minimalismo

¿Sabíais que el minimalismo no es un estilo decorativo? No, es una filosofía de vida que propugna centrarse en lo importante y eliminar o descartar lo innecesario para ser feliz y alcanzar la realización personal. El concepto tiene su origen en la arquitectura, pero ha permeado en otros ámbitos, teniendo como característica principal la simplificación vital. Centrarse en lo importante en la búsqueda de la felicidad. 

Está de moda la psicología positiva, el desarrollo sostenible, el consumo responsable. La conciencia de que todos podemos hacer algo además de quejarnos. 

Menos es más. Simplifica.

Yo hoy voy a poner orden en mi vida, voy a centrarme en lo importante. Y voy a empezar por la casa. 


sábado, 30 de noviembre de 2013

Fin de semana de limpieza

Qué pereza me da organizar mis papeles. El año pasado hice un curso y nos daban material, aunque de forma bastante desorganizada, la verdad. Como siempre, empecé con ganas y con una carpeta. Cuando la carpeta dejó de ser suficiente comencé a amontonar los papeles, eso sí, con un criterio cronológico: lo último arriba. Así que ahora tengo veinte centímetros de papeles sobre una estantería.

Además están las bolsas: a ver, hay cosas que no tienen un sitio. Generalmente procuro buscar un sitio definitivo a todo, pero es que hay objetos que no pueden tenerlo, es imposible. Por ejemplo: 
  • Paquetes de pañuelos bonitos. Es un trastorno que te regalen pañuelos de papel decorados. Por alguna extraña razón me da pena usarlos, así que no los coloco donde guardo los pañuelos normalmente (junto con el papel higiénico, las servilletas y el papel de cocina), y van de un lado a otro, molestando. 
  • Cajas bonitas. ¡Ay! Tengo cajas y cajitas, generalmente son de regalitos que me han hecho y claro, la miras y no puedes tirarla porque es bonita y quizá pueda servirte para un regalito. Y no tengo hueco para tanta cajita, porque nadie me ha hecho un regalo con una caja en la que quepan las demás. 
  • Regalos repetidos o que no uso. Ya sé que es de bien nacido ser agradecido. Así que, agradecer, agradezco los regalos, pero es que hay cosas que me resultan inútiles y que como están bien no tiro. La madre de mi novio es muy de regalar cosas inútiles (para mí y para cualquiera): un esmoquin para botellas. ¿Dónde guardas esos? ¿En el cajón de las camisetas? Unas Navidades me regaló un payaso tocando el violoncello. Le pareció que venía a cuento porque yo toco la viola. Odio los payasos, de verdad, los odio, pero es que una figura de plata coloreada es horrible. Pero claro, es una figura de plata, eso no puedes tirarlo, porque no sé lo que cuesta, pero seguro que tiene algún valor. ¿Dónde colocas una figura de plata de un payaso tocando el violoncello? Yo en casa de mi madre. Pero ahí no acaba la cosa: el año pasado le regaló a su hijo (mi novio) una especie de peluche de pollo que da vueltas sobre sí mismo y habla (¡!) Es simpático, pero para verlo en la tienda y pensar quién puede gastarse dinero en eso, no para tenerlo en la estantería...
  • Cajas de objetos que compro. Pero qué obsesión con las cajas: si son de las bonitas, porque son de las bonitas, pero las de los electrodomésticos... Pues tengo sobre la mesa la del router y la de un teléfono que compramos hace poco. Y me da no sé qué tirarlas.
  • Cosas que sacas del bolso. Los bolsos son un generador de porquería continuo. Que sales rápido de casa y te duele la cabeza y coges un blíster de pastillas para tomarte una... Ahí que queda el blíster empezado. Que no sé quién te da la tarjeta del primo de un amigo que tiene una tasca: pa'l bolso. Que a tu novio se le cae un botón de la chaqueta... A modo de ejemplo, en ocasiones hay más bolígrafos en mi bolso que en el bote de mi despacho. Alguna vez me he metido el teléfono inalámbrico de casa y he salido con él. Que vas a tomar un café y te ponen una galletita que no te comes (porque sería absurdo comerte la galleta si has pedido el cortado con sacarina), pero claro, no la vas a dejar, que al fin y al cabo está pagada y seguro que a tu novio le encanta. Al bolso. Lo malo de las galletas es que el bolso las desintegra, sobretodo cuando van chocando con el teléfono inalámbrico... Y llega el momento de vaciar el bolso, claro: cinco blíster de aspirinas a medio terminar, seis galletas machacadas, cuatro tarjetas de personas a las que no conoces, tres botones, un par de azucarillos, alguna pastilla suelta (que los blíster no son contenedores de máxima seguridad), cinco bolígrafos Bic, tres subrayadores fluorescentes, dos lapiceritos de Ikea, una servilleta con una dirección, veintiún céntimos (en monedas de céntimo, claro) y un teléfono inalámbrico. Y quién se pone a ordenar todo eso... Yo no, así que cojo alguna bolsa y lo meto todo excepto el teléfono inalámbrico y el material de oficina, claro.
Pues entre las bolsitas de cosas que me sobran del bolso, más las cosas que no sé dónde guardar (vestuario vario de botellas incluido), todo va a alguna bolsa de mayor tamaño (normalmente alguna bolsa bonita  de algún regalo que me ha dado pena tirar). Y ahí está mi estantería con una tonga de papeles y dos bolsas con "cosas pendientes de ordenar o ubicar".

Es el pez que se muerde la cola: los blíster irán a la caja de las medicinas, los botones a la caja de la costura, los azucarillos al primer cajón de la cocina, las tarjetas... ¿Y si necesito algún día una de ellas? Bueno, no la tiro. El inalámbrico a la base y el material de oficina de nuevo al bolso, a ver si mañana me acuerdo de dejarlo en el trabajo. Todo lo demás, continuará en la bolsa, porque me dará pena tirar los pañuelos bonitos que no uso, y esa cajita de estampado de vaca...

Ay, es la hora de salir y no he terminado con esto: lo que queda a la bolsa y lo termino otro día.


viernes, 29 de noviembre de 2013

Positivismo por escrito

Hace años, cuando comencé la facultad, elegí algunas afirmaciones y frases motivadoras, las imprimí y las pegué en la pared con celo. Estaban en español y no use washi tape, pero estaba adelantándome a lo que ahora es un boom

Me gustaría hacer una composición de láminas monocromáticas, mezclando fotos, dibujos y frases, con marcos negros finos, paspartú blanco y apoyadas sobre una estantería. ¿Quizá sobre el sofá?









jueves, 28 de noviembre de 2013

En un plis plas estamos en Navidad (V): "Modern Christmas Decorations"

"Aquí cada loco con su tema", que diría mi madre. Pues sí, para qué os voy a engañar. Sigo mirando fotos a ver si se me pega algo y consigo hacer algo especial, con gusto si es posible, esta Navidad.

Después de mirar muchas páginas he sacado la conclusión de que es imprescindible tener una chimenea. Sí. ¿Tú no tienes? Pues lo siento mucho, no puedes ser feliz en Navidad :P ¿Dónde vas a colocar la decoración navideña si no tienes una chimenea? Todas las casas de las revistas tienen chimenea y claro, no hay motivo navideño que no quede bien sobre la repisa de una chimenea...

Ahora en serio, me gusta:

  • Para la mesa. Todos los años pongo unas bolas rojas de cristal y posiblemente repita. No obstante, me parece que podría quedar bien una composición de velas blancas y figuritas de árboles, de velas blancas y piñas pintadas de plateado o figuras de árboles de distintos tamaños. Una idea que me encanta como centro de mesa es bolas de cristal (de las que tienen figura y nieve dentro). 






  • Para apoyar en la pared. Me gusta mucho la idea de tener adornos sobre algún mueble apoyados en la pared. Si tienes chimenea, afortunada, mejor que mejor. Yo suelo poner un adorno con luz (extra), pero me parece que las letras quedan muy bonitas y también las coronas (más si tienen luz).





  • En general. Me encantan las figuras de ciervos, me transmiten una sensación "invernal". Me chiflan los jarrones con bolas, ya sean en uno o varios colores), las guirnaldas de luz, los paquetes de regalo y las plantas como el acebo y los pinitos. Y estoy muerta por tener un arbolito artificial de esos con leds.











  • miércoles, 27 de noviembre de 2013

    Sobre la pared... (I)

    Mi abuela decía que "todo vuelve". Ahora me diréis que lo del "eterno retorno" no lo postuló ella, y poniéndonos finos es cierto que se remonta al estoicismo griego, pero yo se lo escuché a mi abuela mucho antes de estudiarlo en Filosofía y no creo que ella hubiese oído hablar de los estoicos.

    Mi abuela, como imagino todas las de la época, era muy ecologista: "tú guárdalo que se volverá a llevar" o "no lo tires, que para algo servirá", eran sus máximas. Y así todo se reutilizaba... 

    Y sí, como ella decía, todo vuelve, sólo es necesario esperar el tiempo suficiente.

    Aquí estoy, mirando papeles pintados, que están tan de moda pese a haber sido desterrados de la decoración durante un tiempo. Lo mío es puro vicio, que conste. No compraré ninguno, porque los que me gustan se suben de precio y estamos en "modo ahorro". Pero si pudiera elegir.. ¡No podría! Me gustan, sobre todo, los que tienen un poco de relieve o textura... ¿No quedaría precioso en la pared de mi salón?


    De todas formas, yo soy muy de "cansarme en seguida", así que quizá tener toda una pared con un motivo tan "pesado", no sea muy buena idea... Los de Cole & Son me chiflan (hay un universo más allá de los troncos).






    Éste último me parece muy bonito y evocador...