martes, 29 de diciembre de 2009

Mi recibidor sin restricciones

Hasta ahora nunca me había zambullido en el maravilloso mundo de la decoración; alguna incursión discreta, pero nada más. Y casi me arrepiento de haberlo hecho: hay diseños tan maravillosos que podrías simplemente sentarte a observarlos. No necesitas esculturas ni cuadros si tienes una silla Panton Classic, o una lámpara de pie Arco... No son muebles, es ARTE, sí, con mayúsculas.

Hasta hace poco me habría conformado con ir a Ikea, comprar y montar mi casa. Digo "hasta hace poco", como si en realidad no tuviera que hacerlo: no queda más remedio que comprarse un estante Lack acompañado de una pantalla Stycke, pero sabes que existe la serie Charlie de la diseñadora Claire Davies producida por Rafemar y la lámpara Caboche de Patricia Urquiola, por mencionar algunos de los productos ante los que he caído rendida.

Como no puedo pagar los más de 900€ que vale la Panton Classic o la silla Sign de MDF, me conformaré con la revisión de la silla Panton de 1999, bastante más económica que la Classic, porque lo único que tengo claro es que no quiero imitaciones (por lo menos nunca compraré una sabiendo que lo es): cada diseño es el sueño de alguien, el desarrollo de una idea original. Si no puedo permitírmelo, no compraré nada que lo usurpe.




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