martes, 19 de octubre de 2010

Colgar


Es lo único que me falta, colgar los cubiertos enmarcados. Por cierto, tengo que contaros, a quienes no lo sepáis, una forma rápida y eficaz de dejar la plata limpia y brillante: en un recipiente previamente forrado (por dentro, claro) de papel de plata, verter agua caliente y sal abundante y sumergir los objetos. Yo había intentado limpiar los cubiertos con una placa metálica que venden (quicksilver) y que se sumerge en agua caliente y sosa cáustica, y tengo que decir que muchísimo mejor con la sal. Iba a comprar algún líquido específico, pero no ha sido necesario. Después enjuagas, secas y abrillantas. Y ya de paso, aproveché y limpié dos pares de pendientes, un colgante y unos cuantos anillos...



Mi madre es una madre atípica, una madre a quien no puedes recurrir para consejos como "cómo sacar las manchas de tomate de la ropa"... No conoce trucos caseros, ni hace "apaños" en la ropa y cocina porque comer es una necesidad básica que hay que cubrir (aunque hace una tortilla de patatas que te mueres). Lo que iba contando: soy yo la que le termino enseñando "truquitos" a ella y me resulta gracioso y curioso, sobre todo porque su madre, mi abuela, sí que es de esas madres, como lo eran todas las madres de la época, que cocinaba de maravilla, cosía y te sabía decir cómo dejar brillante el qué. Será consecuencia de las sopas de sobre (hasta que fui mayor no supe que el puré de patata se podía hacer con patata de verdad y no sólo con copos deshidratados), pero me encanta meterme en la cocina y me relaja y satisface preparar algo que después los demás aprecien (la que más mi madre :P). Es un entorno muy importante.


Hasta ahora sólo os había enseñado la cocina de forma parcial y eso que me encanta. Iba a decir que es nueva y la estrenamos nosotros, pero la anécdota va mucho más allá. El propietario del piso lo usaba como estudio de arquitectura, así que no instaló una cocina, sino algún tipo de office y dedicó ese espacio a los plotters. Al llegar nosotros la cocina estaba totalmente vacía y nos dio la opción de elegir el color de los muebles (es un encanto, la verdad). Hicimos algunas sugerencias más, como el color del Silestone (sí, como lo leéis) y de los electrodomésticos (en acero en vez de blancos). Además, y como la superficie de trabajo era pequeña, le pedimos otro módulo que hiciera las veces de barra. Esto no cuajó del todo, os cuento: la idea era colocar una barra volada sobre los módulos de cocina con menos profundidad, de tal modo que nos quedases unos 25 cm. El caso es que el instalador de la encimera puso alguna pega y disminuyeron la profundidad de la misma, así que resulta incómodo para sentarse y comer y perdimos capacidad de almacenamiento. Un desastre. El resultado nos gustaba tan poco que le pusimos el nombre de "el pegote". Después colocamos la estantería encima y el contenedor de resíduos a la izquierda y "el pegote" pareció integrarse un poco más en la cocina. Ahora no sé si la cocina está bien o simplemente yo me he acostumbrado, la verdad.




Me gustaría arreglar un poco la "solana" (zona de las lavadoras) y colocar en la puerta y la ventana un vinilo traslúcido, de tal forma que no se oscurezca la cocina y no se vea la ropa tendida, pero está muy abajo en nuestra lista de prioridades. Al hilo de la palabra "solana", que aquí en Canarias designa la zona  donde se lava y tiende, me doy cuenta de que ya no distingo las expresiones propias de aquí de las que no lo son. Me explico: mis padres son peninsulares y yo nací aquí, pero viví algunos años en Zaragoza (siete), aunque he pasado la mayor parte de mi vida aquí en Tenerife, voy a la Península varias veces al año y mi forma de hablar es peninsular, aunque sin acento de ninguna parte. En cada región hay palabras, expresiones, que son propias: a todos os sonará "guagua", "papa" y la aspiración de las eses, como canario, pero hay muchas más y varían según la isla: desde "cotufas" en Tenerife o "roscas" en Gran Canaria (palomitas), "chochos" (altramuces), "fonil" (embudo) -por cierto, es una palabra de origen aragonés-, se dirigen a los grupos de personas como "ustedes" en vez de "vosotros" y no se escucha en general el pretérito perfecto compuesto, todo ocurre en pretérito perfecto simple :P ¿Lo más curioso? No me identifico con la forma de hablar peninsular y me llama  mucho la atención cuando escucho aquí a alguno. Siempre le pregunto a I si yo hablo igual y me dice que sí... Soy como un perrito que se hubiera criado con patos y fuera el único que no se da cuenta de que ni es un pato ni hace "cuak". Lo más gracioso es que el acento de mi familia no me choca, sólo el de los peninsulares "desconocidos". ¡Vale, vale! Estoy para que me encierren, ¿qué queréis que os diga?


Hale, mirad la que he liado sólo con la palabra "solana", me dais una frase completa y tendría que publicar el post en volúmenes. Que todo venía porque quería deciros que en ocasiones no sé si utilizo palabras "propias de aquí" o no, porque no me doy cuenta. Pero también uso expresiones que dejan anonadados a mi amigos aquí: rosigar, bolisa (pelusa), espolsar...


Centrémonos: los cubiertos enmarcados. Los portafotos son de... ¡Sí, Ikea! Seguro que podéis encontrarlos en cualquier otro sitio. Sólo necesitáis que haya cierta profundidad entre el cristal y la base, eso o quitáis el cristal (para mí no era una opción porque me parece más sucio). ¿Los cubiertos? Id a casa de la abuela y mangadle unos cuantos: seguro que están grabados con las iniciales de los miembros de la familia (que era algo bastante normal). A mi madre le voy a enmarcar los cubiertos que llevaba al colegio cuando era pequeña (tenedor y cuchara, que las monjas eran peores que los de las líneas aéreas). 


¿Cómo lo he hecho? Forré la la base (incluyendo el passepartout con terciopelo negro usando pegamento de barra. Los cubiertos los fijé con silicona caliente y me dio bastante trabajo ya que se creaban hilos y entre que ponía la silicona en los distintos puntos y conseguía "cortar" los hilos se me secaba... Pero lo logré. Lo bueno de la silicona es que se quita muy fácilmente, así que no estropeamos los cubiertos. La mayor dificultad: meter la base en el marco, porque el terciopelo "la engorda" un poco y queda bastante justo.


Ahora sólo queda colgar: hay varias opciones: a la izquierda de "el pegote", sobre el módulo de almacenamiento de residuos, a la derecha de "el pegote" o en una pared que tengo vacía junto al frigorífico. Incluso, uno a la derecha y otro a la izquierda de "el pegote". ¿Qué os parece? Dejad vuestras opiniones, las tendré en cuenta (no sabéis lo indecisa que soy).

¡Gracias!

Ahora mismo me estaba preguntando: ¿habrá alguien que haya conseguido leer el post entero? Para ti, valiente: ¡bravo! :P

4 comentarios:

  1. Hola!

    Yo he leído el post enterito y tengo que agradecerte el truco del papel de plata y la sal, en cuanto tenga un ratito lo pruebo con lo que queda de la cubertería de mi abuela, que no es mucho, la verdad. Los cuadros son preciosos y quedar, quedan bien en cualquiera de los sitios. A mí me gustan bajo el colgador con los cazos.

    He descubierto tu blog por el enlace de "Cómo no ser una drama mamá" y de momento me encanta, voy a darme una vuelta por el Archivo y ver qué me he perdido hasta ahora.

    Gracias de nuevo.
    Carmen

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  2. ¡En ese caso te mereces un "bravo" individualizado! A mí no se me había ocurrido colocarlos debajo, pero está bien la idea. Gracias y espero que te guste el resto del blog, Carmen.

    Por cierto, respecto al truco para limpiar la plata, no publiqué ninguna foto de la bisutería porque no hice fotos del antes, pero tenía un colgante que estaba negro y se ha quedado como nuevo (sin frotar).

    Nos vemos por aquí :P

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  3. me ha encantado!!!!!!!!!!!!! Aquí tienes una seguidora más!!!!

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  4. Otro "bravo" individualizado... :P Y bienvenida

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