Sí, eso me han traído Sus Majestades: agujetas en forma de Kinect. Para quien no lo sepa, Kinect es un accesorio de la Xbox 360 (una de las consolas que tiene I) que permite jugar sin mandos, porque uno mismo se convierte en él. Y, por supuesto, no pudimos esperar a estrenarlo: saltamos, corrimos y pataleamos. ¡Una gozada! Y cansa, de verdad.
El pack venía con un juego de "aventuras", muy entretenido y que permite jugar en pareja, aunque creo que es casi mejor hacerlo por turnos, ya que se requiere bastante espacio y puedes terminar dándole un mamporro a tu compañero o golpeándote con la pata del sofá... Así que para quienes tengáis un salón minúsculo, de estos "de paso", o con una mesa de centro que no se pueda desplazar cómoda y rápidamente, os aconsejaría que buscarais otra ubicación al "bichito". Menos mal que el salón es relativamente ancho (al menos la zona de estar, que no la del comedor) y que compré la mesa con ruedas (ya había aprendido de la experiencia de mi madre, que tiene una mesa muy bonita pero para desplazarla es necesario dos personas con fuerza).
Así que aquí me tenéis, dispuesta (porque las Navidades se han acabado y hay que poner en práctica los propósitos de Año Nuevo) a incluir el Kinect en mi rutina diaria de ejercicios :P Os lo recomiendo a todos, realmente se puede pasar una divertidísima tarde en familia con él.
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