jueves, 1 de marzo de 2012

Reeditando un clásico

El 16 de enero fue mi cumple: 30. Una "de repente" es adulta, sin saber cómo y sintiéndose todavía niña. Me parece que en mi caso esto se ha agravado por el hecho de que no había finalizado mis estudios y el estado de "estudiante perpetua" no te deja avanzar. ¡Ay! Cuánta razón tenía mi madre al decirme que cada cosa tiene su momento y que no hay que mezclar los estudios y el trabajo.

Sea como fuere, el día de mi cumpleaños mi novio me regaló lo que él denominó un "accesorio de abogada soltera", a saber:
¡Un teléfono para mi futuro despacho! ¿No os parece precioso? Es de la marca Sagemcom. El auricular es inalámbrico, cosa que me parece imprescindible hoy día...

El caso es que como además de "abogada soltera" soy una bruja, le hice devolverlo. Sí, me encanta y fue un detalle precioso, pero no tengo despacho ni posibilidades de tenerlo, así que guardar un teléfono a la espera de que se materialice tal sueño no me pareció útil. También es cierto que podía haberlo usado en casa, pero no tengo dónde colocarlo.

Por cierto, lo de "abogada soltera" tiene su explicación en un capítulo de Futurama en el que reproducían la serie "Ally McBeal".


2 comentarios:

  1. Ohh, no deberias haber devuelto el telefono!! si es lo más de lo mas!!!! en fin, no meteré el dedo en la llaga. Ah, ese episodio de Futurama es de los mejores, jejeje

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    1. Siempre me arrepentiré un poco, la verdad. Pero es que el teléfono es saladillo y ni si quiera puedo colocarlo en un lugar donde "luzca". ¡Ay! :D

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