Me gusta hacer ejercicio al aire libre o practicar deportes de grupo, pero ODIO ir al gimnasio. No es en sí el ejercicio, sino el ambiente cargado que suele reinar en ellos y el hecho de tener que ducharme y arreglarme en un vestuario sobrecargargado de mujeres y vapor. Así que para mí resulta necesario tener un sitio en casa donde hacer un poco de ejercicio anaeróbico como complemento al aeróbico, que suele reducirse a salir a correr y patinar entre semana. Pero, ¿dónde ubicas un gimnasio? Si usas pocos utensilios (unas mancuernas y un banco de abdominales) quizá puedas hacerles un hueco en el armario (estoy totalmente en contra de ir dejando aparatejos debajo de la cama).
En mi caso, necesito un poco más de sitio: tenemos una plataforma basculante, una barra de tracción (se cuelga en la pared, preferentemente sobre una puerta), un balón de 75cm y varias mancuernas. Además, estoy pendiente de comprar el "fitness cube" para mi novio (shhh, es un secreto). Seguro que os suena: es un cubo que se transforma para que puedas realizar 30 ejercicios diferentes (lo venden en Decathlon por 149'00€).
Como no nos sobra una habitación para montar un gimnasio, hemos decidido integrarlo en el dormitorio. Ya, ya sé que parece imposible armonizar dos necesidades tan distintas en el mismo espacio, pero no queda más remedio. Por eso hemos decidio pintar la habitación diferenciando las dos zonas: un color vivo para el gimnasio y uno más relajante para el dormitorio, separados por una línea blanca gruesa.
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